El Demiurgo
atraviesa la historia castigado por los dioses con la vida eterna, condenado a
transcurrir por el Universo. Su mirada hacia la humanidad, que es vana y ciega,
lo reafirma en la miseria donde está obligado a permanecer por toda la
eternidad.
Nace un hombre
primordial y su camino busca en él, incansablemente, respuestas a sus
interrogantes más íntimos. En su contradicción aprende a matar. Por este suceso
es conducido por Hécate a un recorrido onírico por la tierra de los muertos.
Por otra
parte, la arcana femineidad original, creadora, destructora, desenvuelta en
figuras extremas, se presenta en el relato
con representaciones de hechicera, mujer sabia y mujer niña; y como
embrión de mujer ineludible, Lilith, quien se opondrá al hombre, a la
humanidad.
El desenlace,
aquí y ahora, será una decisión de la humanidad, aquella que ha creado sus
propios mitos.
CRITERIOS DRAMATÚRGICOS
“El teatro que no está en nada, pero que se vale
de todos los lenguajes: gestos, sonidos, palabras, fuego, gritos… vuelve a
encontrar su camino precisamente en el punto en que el espíritu para
manifestarse, siente necesidad de un lenguaje”
Antonin Artaud[1]
Umbra se inscribe dentro del género de teatro
antropológico. Es una obra que se aleja del esquema formal de la dramaturgia
clásica, proponiendo una clara ruptura dentro de la linealidad cronológica,
como también del espacio teatral entendido como un espacio de fronteras fijas. El
espectador será conducido por un viaje atemporal, en donde se presentarán dos
líneas centrales que se cruzan y se funden: el camino del hombre y la mujer.
Nuestro lenguaje está
construido a través de un entrecruzamiento interdisciplinario de alta
complementariedad. Una acabada técnica en el ejercicio de las acciones físicas
y vocales de los actores, potencia la transmisión de los contenidos del espectáculo
a una zona no formal de recepción de mensajes por parte del espectador. Prescindiendo
de los diálogos, los vínculos entre los personajes serán expuestos a través de
una partitura precisa de movimientos, cantos, sonidos y música. Asimismo, para
cargar de mayor poética e inteligibilidad a la obra, las acciones que realicen los
intérpretes serán encadenadas por siete
monólogos del personaje relator encarnado en el Demiurgo. A través de estos
textos se hilvanarán y a su vez, se
reforzarán, las ideas/ fuerza que construyen la esencia de la obra. El público,
será el receptor de estas afirmaciones, podrá observar el recorrido y
degeneración del Demiurgo a través de la obra. Hacia el final, éste interpelará
al auditorio con una reflexión que producirá el cierre del espectáculo.
[1]Artaud Antonin. El Teatro
y su doble. Año 2005. Ed. Sudamericana. Página 13.
INTERPRETACIÓN ACTORAL
Fernando Blanco
Fabricio Chaar
Shanick Gauthier Cuello
Mariano Echeconea
Ana Lucía Saavedra
Luna Ventura
DIRECCIÓN
Fernando Blanco
Dominique Cuvelier
DISEÑO DE OBJETOS
ESCÉNICOS
Luna
Ventura
ILUMINACIÓN Y FOTOGRAFÍA
Dominique Cuvelier
MÚSICA ORIGINAL
Mara Seijo
ASESORAMIENTO VOCAL
CORO
Evelyn Testai
COORDINADOR TÉCNICO
Rodrigo
Perez Varas
PRENSA Y DIFUSIÓN
María
de la Cruz Rojo